2020/02 TESTIMONIO SOBRECOGEDOR DE NUESTRA PEDIATRA HELENA NAVARRO

“Esta es una historia de lucha por la vida, una historia que merece ser contada. Lucha por la vida de un bebé de pocos días y de un equipo de profesionales que, a pesar de todas las dificultades que encuentra, decide coordinarse para defender esa vida por encima de todo lo demás. Esta historia también es un homenaje al Hospital Pediátrico Pablo Horstmann de Anidan en Lamu. A toda la humanidad, profesionalidad y amor que emanan de él a través de sus profesionales y que llega a los niños y familias de Lamu en forma de vidas, de sonrisas devueltas, de infancias salvadas. A toda la gente que desde España lo hace posible. A Pablo, que siempre está con nosotros, sirviéndonos de guía y apoyo cuando el camino se pone difícil.

Lali tenía cuatro días de vida cuando lo conocimos. Había nacido en el Hospital Público del Distrito de Lamu (LCH)por cesárea urgente debido a que su corazón ya empezaba a sufrir dentro del útero. Cristina -enfermera- y yo -pediatra- empezábamos ese mismo lunes un programa de colaboración entre nuestro Hospital Pablo Horstmann y este del Distrito de Lamu, con la idea de mejorar la asistencia a los recién nacidos en riesgo y reducir la tasa de mortalidad y las secuelas perinatales. Nos llamaron a Maternidad para consultarnos sobre Lali ya que notaban que estaba muy enfermo, con dificultad para respirar y con fiebre. Lo estaban tratando como sabían y podían, pero el bebé iba empeorando.

Cristina y yo evaluamos la situación, que sin duda era de gravedad: padecía una infección trasmitida por la madre momentos antes del parto. Junto con un equipo de médicos y enfermeras del Lamu County Hospital establecimos una serie de medidas y tratamientos para estabilizar al bebé. Nos encontramos con múltiples dificultades, como la falta de medicación para controlar la fiebreo de antibióticos básicos para tratar su infección. En el Hospital del Condado pedían a la familia que comprara esa medicación en la farmacia pero, como no tenían recursos económicos para ello, decidimos traerla desde nuestro hospital. Tras varias horas con él, Lali empezaba a mejorar, y nosotras volvimos a nuestro hospital tras haber formado y orientado al equipo del LCH sobre cómo manejar y supervisar al bebé. Al día siguiente volvimos para impartir nuestro programa de formación y revisar a este bebé.

Nos encontramos con una situación muy triste y frustrante: Lali había empeorado mucho. Tenía fiebre alta y una dificultad respiratoria muy grave. No le habían conectado el oxígeno de la forma que habíamos prescrito el día anterior. Investigando las causas de este empeoramiento descubrimos que no le habían dado, ni los antitérmicos ni los antibióticos prescritos, porque por la noche había perdido la vía intravenosa que tenía.

Se evaluó la situación en la que se iba a encontrar durante el fin de semana en el LCH y la petición directa por parte del ´clinical officer` especialista en Pediatría que no tenía confianza alguna en que pudiera sobrevivir en esas circunstancias. Valoramos que era un bebé fuerte aunque estaba muy enfermo, luchaba por vivir y que para ello, solo necesitaba un seguimiento de enfermería responsable en administrarle el tratamiento. Decidimos aceptar y trasladarlo a nuestro hospital. Tras tomar esta decisión, todo fue fluido y rápido, a pesar de no ser nada fácil.

Opyo, nuestro enfermero de emergencias, acudió al hospital en menos de 20 minutos con la botella pequeña de oxígeno que tenemos para traslados.

Así, nos montamos en el único tuktuk que hay en Lamu. Opyo con la botella de oxígeno, yo con el bebé en brazos conectado al oxígeno, para poder controlar su respiración y latido cardiaco, y la tía del bebé con nosotros. La madre y la abuela se trasladaron en barco, ya que a 5 días de la cesárea la madre no estaba en circunstancias de trasladarse así.

Tras el trayecto en tuktuk cogimos una moto de tres plazas que nos llevó hasta la puerta de nuestra sala de ingresos. El bebé llegó estable y a tras llegar a nuestro hospital, en pocos minutos el bebé estaba en una cama limpia y acondicionada, todo nuestro equipo de enfermería lo recibía con un amor y profesionalidad dignos de admiración. La coordinación entre ellos fue algo impresionante. Mientras yo montaba el oxígeno de alto flujo, Evelyne lo monitorizaba y le conectaba el oxígeno, Opyo cogía una vía, Paul preparaba la medicación y fluidos que yo le iba diciendo y Esther controlaba la glucosa en sangre que estaba un poco baja.

En menos de media hora el bebé tenía todos sus dispositivos y tratamientos puestos y estaba totalmente estabilizado dentro de su gravedad. En ese momento lo tuve claro: Lali iba a vivir, y seguramente iba a ser un niño sano y fuerte, un luchador, como tantos pequeños hay en Lamu. No era la única que lo sabía, la madre y las titas nos daban las gracias con lágrimas en los ojos, no podían creer la mejora que veían en el niño. Recuperaban la esperanza.

No olvidaré el momento en el que me puse a reflexionar sobre lo que había ocurrido desde que dejamos el hospital del County hasta estabilizar al niño en nuestro hospital, y me parecía magia. Solo podía sentir gratitud, alegría, orgullo y admiración por nuestro hospital, todo su equipo, y toda la gente que lo hace posible día a día. Fue un segundo de iluminación, pero entendí y comprendí todo lo que somos y significamos para estos niños y sus familias, lo entendí como si yo misma fuera una de esas madres, como si Lali fuera mi propio hijo”.

Helena Navarro, Pediatra y Coordinadora Médica del Hospital Pablo Horstmann de Lamu.