2022/09 LA BOTELLA DE LA ENFERMERA CARLA QUE VALE UNA VIDA PREMATURA

 

     

 

Tras cinco años de trabajo, la Fundación Pablo Horstmann (FPH) ha logrado crear y consolidar el Departamento de Pediatría del Hospital público de Lamu, inexistente hasta su llegada. El periódico "El Mundo" publica en su portada un extenso reportaje sobre la extraordinaria labor de los sanitarios españoles de la fundación en dicho centro. Por su interés, publicamos el reportaje completo.

Publicado en El Mundo el 12 de agosto de 2022.

Por Gabriela Balarezo

La pequeña descansa en una incubadora en el Hospital público del Condado de Lamu, en Kenia. Sólo viste un pañal, demasiado grande para su frágil cuerpo, y tiene sondas que atraviesan su diminuto rostro. Es un día de inicios de abril de 2022 y la recién nacida lucha por sobrevivir. Para ayudar a sus débiles pulmones está conectada a un soporte respiratorio improvisado. Así, por un lado de la incubadora baja un tubo -enchufado a su vez a un tanque de oxígeno-hacia una botella de plástico azul.

Detrás de este apaño convertido en artificio que ha permitido a la bebé prematura recuperarse por completo hay un equipo con sello español.

La cara visible es la enfermera pediátrica Carla Muñoz, gracias a la cual esta historia de supervivencia y adaptación se ha dado a conocer. A la pequeña los padres la han bautizado como Angel, porque creen que el hecho de que esté viva es un milagro.

Carla junto a la pediatra Laura Sanz y un equipo médico keniata dieron forma a una máquina CPAP(continuous positive airway pressure, presión positiva continua en la vía aérea) que da soporte respiratorio utilizando botellas de plástico. Por el material que utilizaron para fabricarla le llaman bottle CPAP.

A la pequeña los padres la han bautizado como Angel, porque creen que el hecho de que esté viva es un milagro

 

Cuenta Carla a Crónica que cuando la bebé prematura nació, la única máquina CPAP del hospital estaba dañada. La pequeña pesaba apenas 700 gramos y, según las ecografías que le habían practicado a su madre, estaba en la semana 27 de gestación. «Dudamos mucho de su supervivencia», dice la enfermera. Los medios con los que contaban eran limitados. 

Pero no se quedaron de brazos cruzados. En ocasiones pasadas habían tenido que dejar de reanimar a bebés porque no tenían una UCI disponible y ni la posibilidad de intubar. Así, con los materiales médicos que habían llevado desde España, decidieron improvisar y construir un CPAP valiéndose, además, de botellas de plástico.

CONSEJOS DE UNA COMPAÑERA

Carla confiesa que no se trata de un invento que haya salido de su mente. Antes de viajar a Kenia, una compañera del trabajo al saber de su voluntariado le explicó sobre esta alternativa y le dio pautas para que pudiera armarla por su cuenta. Dice que en ese momento pensaron: «Intentamos esto o no tenemos nada».

Para fabricar el soporte usaron cánulas nasales, unas tubuladuras usadas habitualmente para aspiración -que cortaron y empalmaron- y conexiones (como las de las tuberías) de formas y tamaños diferentes. «Fuimos uniendo piezas con las conexiones que veíamos que necesitábamos hasta que funcionaba», explica la enfermera. Lo más improvisado fue la botella que se llena con agua y que se numera por afuera.

El CPAP, la máquina que replicaron con ingenio, es un sistema de soporte que se utiliza para mantener una presión positiva constante en el pulmón. Para que no se colapse o se cierre del todo. Es el tipo de soporte que usan en este hospital del Condado de Lamu, una de las zonas más pobres de Kenia. No cuentan con ningún tipo de respirador, así que el CPAP es la única opción viable para que los bebés prematuros o con problemas tengan algún tipo de asistencia para respirar.

De hecho, el único CPAP con el que contaban en la época en la que Carla estuvo allí es uno fabricado específicamente para zonas con pocos recursos, de guerra, de cooperación o de vías en desarrollo. Los que se usan en España son todavía más modernos y basta con programar la presión que se requiere que produzca la máquina.

Carla, de 29 años, es enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Universitario La Paz de Madrid. El voluntariado que la llevó al país africano es parte de un convenio de colaboración deformación pediátrica que tiene el hospital en el que trabaja con la Fundación Pablo Horstmann. El principal objetivo es formar al personal médico del hospital público de Lamu y hacer crecer su Unidad de Neonatología.

En un vídeo que Carla grabó para compartirlo con las enfermeras que le tomarían la posta en el voluntariado detalla cómo funciona el soporte que crearon. El flujo de aire proviene de una bala de oxígeno con un humidificador incorporado. El bebé tiene una interfase respiratoria de la que salen dos cabos: uno para el flujo de oxígeno y otro termina en la botella de agua. Ese cabo o goma se mete dentro de la botella que contiene una cantidad determinada de agua. «Ese flujo de oxígeno que viene por el otro cabo lo que hace es entraren la botella con agua y produce burbujas», precisa la enfermera.

La presencia de burbujas (en el agua al interior de la botella) es un indicativo de que se está produciendo una presión positiva que está ayudando al bebé. Así que la clave está en asegurarse de que en la botella se observen siempre burbujas.

Aún cuando este sistema mantuvo a flote a baby Angel -como le llama Carla con cariño- es muy errático. «No sabes a ciencia cierta cuánto oxígeno o aire está pasando», suelta la joven voluntaria. Además, por ser un sistema abierto es necesario hacer un agujero en la parte de arriba de la botella por si el agua burbujea mucho. Para que salga por allí el líquido y no le llegue al niño.

Para aliviar la carga laboral del enfermero keniata de guardia, que estaba casi siempre colapsado, les enseñaron a los padres de la bebé a monitorearla

 

Por esta razón y para aliviar la carga laboral del enfermero keniata de guardia, que estaba casi siempre colapsado, les enseñaron a los padres de la bebé a monitorearla. A leer las cifras en el monitor y alertar al enfermero si había algún problema. A la pequeña le iba bien con el sistema con botella de agua, se mantenía estable y no se infectaba.

Carla viajó a Kenia entre mediados de marzo y de mayo. Relata que le tocó vivir un voluntariado «con mucha carga asistencial». Por lo que Baby Angel no fue la única bebé que se benefició del sistema con botella de agua que fabricaron. «Llegamos a usar dos o tres bottle CPAP», a la vez señala la enfermera. El caso dio pie para que desde la fundación se hicieran con una nueva máquina de soporte adicional.

Asimismo, Carla asegura que el sorprendente caso de Baby Angel es una muestra de que «el sistema funciona, de que ir hasta allá a formar profesionales es útil». Era un «bebé cogido con pinzas, con una prematuridad muy inestable» y logró salir adelante. Todo gracias al trabajo en equipo.

Cuando Carla volvió a España, Angel alcanzaba su semana 31 sin inconvenientes. En estos días ha vuelto al hospital para asistir a un control y evoluciona favorablemente «Es muy triste que un niño simplemente por nacer en otra parte del mundo, tenga menos esperanza de vida», lamenta la joven. La Unidad de Neonatología se erige como una oportunidad para los niños de esa zona olvidada. De mejorar su supervivencia y su esperanza de vida. Como sucedió con Angel.