2017/03 ENTREVISTA CON LA HERMANA OLINDA: "LA SITUACIÓN EN TURKANA ES MUY DRAMÁTICA"
Hermana Olinda, el Gobierno de Kenia ha declarado la sequía como Desastre nacional el pasado 10 de febrero. Los datos de Naciones Unidas relativos a este país nos hablan de que 2.6 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria, el doble que en 2015. Si no llueve en julio, podrían llegar a necesitarla 4 millones. El ganado se muere, los precios de los alimentos han subido más de un 30% y ha aumentado la desnutrición aguda en toda la población. Por ejemplo, en febrero de 2017 había 346.000 niños afectados.
¿Cuál es la situación en Turkana?
La situación es muy dramática. Actualmente no hay agua y hay una gran escasez de comida en el condado. Lo poco que hay disponible ha sufrido un gran aumento de precio y no está al alcance de la población. Un kilo de azúcar costaba 120 chelines kenianos y actualmente se vende a 250. Además, ahora Lodwar, la capital de Turkana, está desabastecido de alimentos básicos como el maíz, los frijoles…
¿Cómo están viviendo esta situación?
La logística se nos ha complicado muchísimo por la falta de agua y alimentos. La situación es muy dramática. Por ejemplo, antes íbamos a Lodwar (¡que ya estaba a 6 horas en coche de la misión!) a conseguir suministros, pero ahora los precios han aumentado muchísimo y tenemos que ir más lejos para comprar los alimentos… estamos yendo hasta la frontera con Uganda, a 14 horas de distancia...
Además, el agua escasea. Por ejemplo, en muchas de las poblaciones de las escuelitas no hay agua y vamos a necesitar contratar camiones cisterna que puedan llevarla.
En definitiva, la situación es terrible. Hoy hasta los árboles desaparecen y el hambre hace estragos entre los más vulnerables.
¿Cuáles son las principales acciones que van a llevar a cabo?
Vamos a poner en marcha un plan de respuesta a la emergencia por hambruna que comprende la distribución de alimentos y de agua entre 500 familias de 15 de las comunidades más afectadas. Pretendemos llegar a unas 2500 personas en situación de extrema vulnerabilidad. Garantizando su seguridad alimentaria y acceso al agua, podremos salvar su vida y que sobrevivan hasta la próxima temporada de lluvias en la zona.
En las Escuelitas Preescolares seguiremos atendiendo a los niños y niñas que, precisamente, pertenecen a estas familias en situación tan vulnerable.
Con respecto a estas 12 Escuelitas Preescolares que gestionáis las Hermanas Misioneras Sociales de la Iglesia junto a la Fundación Pablo Horstmann, ¿cómo están viviendo esta situación?, ¿de qué manera les está afectando?
Nuestras escuelitas están desbordadas. En circunstancias normales atendemos a 2000 niños, pero ahora estamos atendiendo a 1200 niños más con el mismo presupuesto con el que contábamos anteriormente. Las escuelitas están repletas.
Además, las escuelas de Educación Primaria que el gobierno había abierto cerca de nuestras escuelitas han cerrado por falta de comida para dar a los niños que acuden a éstas.
¿Qué consecuencias ha generado esta situación?
Parece mentira, pero en pleno siglo XXI vemos todavía a gente morir de hambre. Yo me he sorprendido de recorrer caminos y ver a personas esperando literalmente la muerte ocultas tras unos arbustos…
Por ejemplo, la semana pasada me encontré con una mujer muy grave, no se tenía en pie, con un fuerte dolor de estómago. Al llevarla al hospital, le querían tratar como si fuera malaria... pero yo les dije que le dieran suero glucosado. Luego le ofrecimos un té con azúcar y algo de comer. La mujer mejoró y entonces le pregunté: ¿hace cuántos días que no come, mamá? y la mujer me contestó que hace 8 días. Esta es la situación allí, los más débiles enferman, pero es de hambre.
Todo esto es muy grave. No podemos tolerar que en nuestro mundo haya gente que siga muriendo de hambre.
Hermana Olinda, muchas gracias por haber estado con nosotros durante estos días en España haciéndonos partícipes de la realidad de lo que sucede en Turkana, una zona no solo tradicionalmente desasistida, sino olvidada también por muchos medios de comunicación. Su testimonio ha sido fundamental.
A mí me gustaría dar gracias a los padrinos por su fidelidad. Son una bendición para nosotras y sin su apoyo constante no podríamos salir adelante y ofrecer una esperanza a estos niños tan necesitados. Gracias también a Manos Unidas que va a apoyar el proyecto de respuesta a la emergencia por hambruna en la zona.
