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2023/12 - CARTA DE MARÍA PARGA: "TODO HA SUCEDIDO GRACIAS A UN SUEÑO Y CON LA FUERZA DE PABLO"

Maria parga

 

María Parga Raventós, antigua directora de la Casa de Acogida de Anidan, ha escrito esta carta de agradecimiento a Ana Sendagorta, presidenta de la Fundación, por los 15 años de servicio del Hospital Pediátrico Pablo Horstmann (HPPH), que ha cerrado sus puertas para trasladarse al Servicio de Pediatría Anidan Pablo Horstmann en el Hospital del condado:

Querida Ana,

Cuando llegué a Anidan por segunda vez en el 2008, el Hospital Pediátrico Pablo Horstmann llevaba pocos meses abierto, así que he tenido la suerte de poder ver con mis propios ojos como el sueño que tuvisteis tú, Rafa, Fernando, Susana y todos los que os ayudaron en el inicio, se iba haciendo realidad y cada día se cumplían y realizaban muchísimos más.

Es muy difícil escribirlo, porque es tantísimo lo que he vivido, recibido y aprendido que no sé como resumirlo, pero… 

“Érase una vez un hospital que desde que abrió sus puertas comenzó a realizar milagros, y es que, por fin, se estaba dando un servicio de pediatría que hasta entonces nunca había existido en todo el condado de Lamu.  

Diagnosticando y medicando correctamente patologías que hasta entonces en Lamu no sabían como tratar, los niños comenzaron a sanarse, y por el boca a boca comenzó a difundirse la noticia y las madres empezaron a escuchar que había un hospital gratuito donde los niños enfermos se curaban, no lo podían creer, había un equipo local, con un clinical officer con mucha experiencia, medicación y una doctora musungu que curaban a los niños desde que entraban hasta que salían del hospital, (en esa época el triage lo hacían los doctores). Si los niños estaban muy enfermos dormían allí y hasta les daban la comida. Por las noches era un poco más complicado porque no había enfermero y los pacientes llamaban con los nudillos de la mano a través de la ventana a los pediatras, el problema era como comunicarse, pero le ayudaban los seguridad o algún chico mayor de la Casa de Acogida. También tenían un pequeño laboratorio donde podían analizar la sangre y las heces con un microscopio y la medicación te la daban hasta que el niño se curase. Eso sí, te decían que era muy importante volver para que el bebé o el niño saliera adelante. 

 

HPPH Anidan 0217

 Hospital Pediátrico Pablo Hortsmann de Anidan en Lamu, Kenia.

Además, te daban un librito amarillo con el nombre del niño y si no lo llevabas cuando volvías te regañaban muchísimo, porque con el podían encontrar toda el historial de lo que le había sucedido a ese niño y como lo habían curado.

Las madres se preguntaban:

-¿Pero… como van a entender qué tiene el niño unos “musungus”? ¡no hablan Swahili!

Y otra contestaba:

- Allí tienen traductores, hay africanos como nosotros que les traducen y les ayudan.

Y entonces preguntaron:

-¿Y dónde esta ese Hospital?.

Y les dijeron…

- Está en el sitio más maravilloso del mundo, hay una Casa de Acogida donde los niños más pobres, ríen, cantan, aprenden y son felices. Eso sí, debes ir temprano porque sino cada vez lo sabe más gente y tienes que esperar toda la mañana para que os atiendan y a veces incluso hasta la tarde.

"Los médicos descubrieron que el último proveedor que les habían vendido al hospital la medicación no seguía los standards de calidad"

 

Así, poquito a poco la noticia fue llegando más y más lejos, incluso más allá de la isla y comenzaron a llegar más y más pacientes y los padres veían con sus propios ojos que los niños se curaban.

Pero de repente un día, algunos niños no se curaban, las madres les aseguraban a los médicos que les habían dado la medicación, pero aún así no se curaban. Había un niño que tenía una infección en las piernas y aunque le trataban y estaba ingresado en el hospital no mejoraba, estaba tan grave que decidieron enviarle a Mombasa, para ello tuvieron que organizar una ambulancia porque ya no podía ni caminar. Primero le llevó en brazos un fuerte Masai que había llegado desde Amboseli, el gran volcán, para ayudar y trabajar en Anidan. Después le subieron en el barco-ambulancia con un gran capitán que sabía navegar a gran velocidad y en el continente le metieron en un matatu que llamaban ambulancia, pero que estaba todo viejo y oxidado. Le acompañaba un enfermero del hospital y tardaron más de 12 horas, después de haber tenido que cambiar la rueda dos veces debido a los miles de baches que había en la carretera. Cuando el niño llegó al hospital de Mombasa, le pusieron el mismo tratamiento y se curó.

Fue en aquel momento cuando los médicos descubrieron que el último proveedor que había vendido al hospital la medicación, no seguía los standards de calidad. Inmediatamente desde la oficina se investigó todo y encontraron en Nairobi un proovedor que les ofreciera medicamentos de calidad.

ClinicaLamu 2021 FPH4

 

Con el boca a boca, más y más pacientes comenzaron a llegar al hospital milagroso donde los niños se curaban, así que en España, Ana tuvo que empeñarse a fondo para conseguir más financiación para ayudar a más niños.

Los más pobres de todos -los huérfanos y los enfermos de VIH-, escucharon que en aquel lugar llamado Anidan no se les repudiaba, sino que se les recibía con amor y cariño, se les ayudaba y se preocupaban por ellos.

Hubo un año que llovió muchísimo, y como la mayoría de la población vive en cabañas sin red de saneamiento, ni letrinas y tienen muy poco acceso al agua, hubo un brote de cólera. Fue peligrosísimo, pero al final se superó. El hospital colaboró con el Lamu District Hospital en todo el plan de acción y le proporcionó todo el material que ellos no tenían para poder sacar adelante los casos de cólera.

Después de aquello se decidió que la prevención, información y educación a la población era importantísima y se organizaron las visitas sanitarias a los poblados. Se elegía el mango mas grande de la zona y allí, tras haber informado con antelación al Chief Magid -el responsable de Sanidad de Lamu-, y a todos los jefes de las tribus, se reunía a todas las personas que habitaban en los poblados vecinos para que escuchasen lo que les iban a contar. El equipo local ponía lo mejor de sí mismos para que madres, padres y niños asimilasen y entendieran lo mejor posible la información y que fuera realmente útil. También se trataba con el peróxido de hidrógeno a los niños, para ayudar a quitar las “gigas” que les estaban comiendo literalmente los pies y se les daba el Albendazol para desparasitarlos y la vitanima A para evitar trastornos oculares.

La situación sanitaria infantil en la isla iba mejorando paulatinamente y la población comenzaba a creer en la medicina, pero aún había muchos lugares remotos donde los niños morían por patologías no tan graves que con la ayuda del hospital se podrían curar.

Lanchas-ambulancias para los lugares más alejados

Así que se organizaron los outreaches... un súper viaje de aventura y riesgo en la lancha-ambulancia para llegar a los puntos más apartados del archipiélago o incluso del continente. Un equipo formado por médicos, enfermeros, técnicos de laboratorio, farmacéuticos, counsellors y traductores, (algunos de ellos no sabían nadar), viajaban por uno o dos días para tratar y vacunar a más de 200 niños a los que nunca había visitado un doctor. Se localizaban los casos más graves y se les llevaba al hospital y se informaba a las familias de la existencia del mismo y que podían venir en caso de necesidad.

A ellos les supondría uno o dos días de viaje y un gran presupuesto para una familia que vive con 1 € al día, pero sabían que allí sus hijos serian curados.

Los pacientes seguían aumentando en el hospital y los casos que llegaban cada vez eran mas graves. La mayoría de las veces que se referían de urgencia los niños en ambulancia, fallecían en el camino (el viaje por una carretera llena de baches en un matatu en malas condiciones era demasiado arriesgado para los pacientes).

Cuando fallecía un niño en el hospital por la noche, las matronas, los patrones y los seguridad de Anidan, consolaban y apoyaban a la madre y la familia en todo lo que podían y les acompañaban en el luto hasta el funeral.

En Anidan había una oficina con asistentes sociales, dónde si tenías muchos problemas y no tenías casa, comida, ni fuerzas para seguir adelante, te escuchaban, se preocupaban e intentaban buscar una solución y si un niño estaba en peligro, habían abusado de él o estaba tan enfermo que cada vez que se alejaba del hospital empeoraba, presentaban el caso al Children Officer y si era muy grave y no había una solución con la familia o era huérfano, se quedaba a vivir con los otros niños de la Casa.

Así poco a poco, salvando vidas y contratando y formando a más personal, el hospital fue creciendo…

Llegaron mas enfermeros locales y por la noche y en el triage, había enfermeros en vez de “médicos musungus”, aunque ellos siempre dormían allí por si había una urgencia y cuando terminaban el trabajo en el hospital, jugaban con los niños de Anidan. Algunos hasta les enseñaron acrobacias, e invitaron a sus amigos de Canarias a enseñar la percusión. Otros les enseñaban canciones, los acompañaban a la playa, jugaban en el equipo de fútbol, pero con camiseta del Málaga, bailaban y les organizaban juegos. Y por las noches conversaban y daban buenos consejos a los adolescentes, tanto que ya casi todos los niños soñaban con ser médicos o enfermeros cuando fueran mayores.

Un padre caminó durante 7 días y 7 noches desde Somalia para intentar salvar a su hija

 

Durante casi un año hubo también una pediatra congoleña que se había formado en España y sabía entender muy bien a las mamás. Tenía mucho carácter, pero fue de gran ayuda y siempre reía. Tuvo que irse inesperadamente y no había un voluntario español para cubrirla, pero como otro de los miles de milagros que sucedían a diario, paso por allí una pediatra francesa a visitar el hospital y se quedó hasta que pudo llegar una voluntaria española. Los pacientes eran tantísimos que quedarse sin pediatra en Lamu suponía muchas vidas, aunque siempre estaba el sabio clinical officer trabajando con todo su conocimiento.

Caminó 7 días pasar salvar a su hija

Un domingo a la hora de comer llegaron un padre y un hijo que traían a una niña en un viejo colchón. La niña de unos 8 años, estaba completamente quemada y el padre y el hermano habían caminado durante 7 días y 7 noches desde Somalia para intentar salvar a su hija y hermana. Por cada Centro de Salud u hospital que habían pasado por el camino, les habían dicho que no podían hacer nada, hasta que en un pueblo les hablaron del Hospital Pablo Horstmann de Anidan y les dieron esperanza. Efectivamente después de más de un mes ingresada y realizándole increíbles curas a diario, el equipo del hospital la sanó, y pudo volver con su familia.

 

hospital equipo fph

 Equipo del Hospital Pediátrico Pablo Horstmann de Anidan.

El Hospital siguió creciendo y decidieron que un doctor local permanente era importantísimo para un mejor funcionamiento del proyecto. Fue de gran dificultad encontrar a un doctor keniano que quisiera venir a trabajar a Lamu -una zona remota al noreste de Kenia caracterizada por ser un archipiélago que no cuenta con infraestructuras básicas de carreteras, agua ni saneamiento y se encuentra entre los tres condados más pobres del país-. Además, la situación se agravaba con la continua llegada de refugiados de las tribus vecinas (Boni, Orma, Pokomo, Borana, Giriama), quienes huían de la inseguridad y la violencia que generaba la guerra de la vecina Somalia, los campos resecos por la sequía y el peligro permanente de posibles ataques terroristas. Aun así, con la ayuda de Dios de nuevo, apareció un médico de Nairobi que tenia un gran corazón y mucha vocación.

Comienzan las campañas de especialidades

Tras comenzar los outreaches donde los adultos rogaban que se les asistiera, además de todos los que a diario se presentaban en el hospital, fue tanta la petición y la necesidad que la Fundación decidió organizar una campaña quirúrgica y de ginecología en el Lamu District Hospital.

Un gran equipo con los mejores profesionales de Madrid formado por cirujanos, ginecólogos, enfermeros y anestesistas, se unió para venir a ayudar a la población de Lamu.

Cuando llegaron a Lamu y el día anterior a la campana fueron a visitar el LCH, no daban crédito de las condiciones en las que se encontraba, incluso había una vaca delante de la puerta de entrada al quirófano. Aún así, a pesar de las dificultades, en 10 días realizaron mas de 90 cirugías, pero además los ginecólogos atendieron a cientos de mujeres, en su caso, la consulta no disminuía nunca, el boca a boca se extendió a toda velocidad entre las mujeres, era la primera vez que la mayoría de ellas eran visitadas por un ginecólogo incluso, la primera vez que alguien se preocupaba medicamente por ellas.

Estas mujeres, que desde que nacen hasta que mueren deben luchar para sobrevivir día a día y cuando han crecido un poco, las han casado, abusado, prostituido o contagiado y les han dejado a los niños a su cargo y su única preocupación es hacer que sus hijos sobrevivan. Todas estas mujeres coraje que por primera vez un médico les estaba dedicando su tiempo. Los ginecólogos y los traductores “counsellors” no daban abasto.

Gracias a esta experiencia, en Anidan con ayuda de África Directo, se decidió comenzar el proyecto de Microcréditos a mujeres un proyecto para ayudar a todas estas madres sin recursos a comenzar a creer en si mismas.

Tras el gran éxito de la campana quirúrgica y ginecológica, se organizaron otras campanas para poder ayudar a mas personas sin necesidad de derivarlas a Mombasa y Nairobi con costes inviables para la población y para el Hospital.

Así que se organizaron campañas, oftalmológicas, odontológicas, dermatológicas, fisioterapéuticas…

E incluso vinieron especialistas de España, que a día de hoy continúan colaborando en la distancia gracias a las nuevas tecnologías, como un gran radiólogo, de gran corazón que siempre piensa en los niños un montón.

Referencias a España

Pero no todos los casos se podían solucionar con las campañas, había casos que si no se derivaban a especialistas en los hospitales de Mombasa o Nairobi, el niño moriría, así que se busco financiamiento para estos casos extremos, pero era muy complicado porque en realidad las familias nunca tenían el dinero suficiente no solo para los gastos médicos, sino además para el transporte, el alojamiento y la comida, así que entre todos se buscaba la ayuda, La Fundación Pablo Horstmann, desde Anidan España o incluso los pediatras voluntarios intentaban entre sus familiares y amigos que les ayudaran.  En una ocasión hasta una recién nacida que nació con una estrella, se la refirió en avioneta a Mombasa, a pesar de los grandes esfuerzos de los dos pediatras voluntarios y los enfermeros por mantenerla viva en el Hospital, con los medios que tenían no era posible salvarla, pero al final, gracias al esfuerzo y amor de todos y cada uno de los que pertenecían a esta gran familia de Pablo Horstmann-Anidan, la recién nacida se salvó y los padres le pusieron el nombre de la pediatra voluntaria que estaba en el hospital en ese momento. 

Los casos neurológicos había que referirlos mas allá de Nairobi al hospital de Kijabe y esto suponía un gran gasto, pero merecía la pena porque se salvaba una vida. 

Algunos niños, incluso se les llego a referir a España porque en Kenia no se les podía operar, como la niña con “dos nombres” y con una cardiopatía muy grave que se la refirió a Córdoba y gracias a ella apareció un voluntario de Infancia Solidaria en nuestras vidas, que todavía da fuerza a todos los corazones. O el niño por el que todo un hospital de Madrid se movilizó para salvarlo y que la Fundación no se arruinara. Tanto esfuerzo de tantas personas diferentes, en puntos diversos del mundo, para salvar una Vida.

Y el hospital seguía recibiendo cada día más y más pacientes con casos más complicados y un día como un ángel mandado del cielo, llego una joven pediatra especializada en infecciosas, que tras haber realizado un voluntariado de tres meses, decidió volver al hospital y quedarse.

Todos los pediatras, médicos, enfermeros y sanitarios voluntarios que han estado en el hospital, han sido muy importantes y el hecho que en unos meses hayan dado lo mejor de si mismos poniendo todo su empeño, conocimiento y corazón ha sido maravilloso, pero aquellos que han tenido la oportunidad de volver o estar por un periodo mas largo, entonces su ayuda ha sido más completa.

Así que esta dedicada pediatra, volvió para mejorar la calidad del hospital, formando al equipo local y siguiendo cada caso hasta el final. Gracias a su Fuerza, el Hospital continuó creciendo y los casos crónicos mejoraron increíblemente. Las clínicas de inmunización, nutrición, VIH, tuberculosis, cardio y diabetes se asentaron en el hospital. 

El equipo local se fue profesionalizando y estableciendo, y el sueño de que personas locales o incluso los niños de Anidan fueran los responsables del Hospital se estaba realizando.

Cada día en el hospital se cumplían milagros de niños que incluso los pediatras en un principio pensaban que eran imposibles de salvar con los medios que tenían, se creo una especie de UVI donde los sacaban adelante. Niños que habían llegado con una malnutrición severa, VIH y que parecían imposibles de salvar, ahora viven, se educan y juegan en Anidan, gracias al seguimiento de la clínica de VIH y el amor de esta gran familia.

 

campaña Lamu FPH

Campaña de odontología en Lamu

Y más campañas se organizaron y los pediatras y enfermeros voluntarios seguían viniendo para ayudar al equipo local. Pero lo mas curioso de todo, es que ellos pensaban que iban a ayudar y dar y dar, pero en realidad era el Hospital Pablo Horstmann de Anidan el que les ayudaba a ellos. Sí este amor que recibían a diario de los niños, las familias, los trabajadores y toda la comunidad, agradeciéndoles el haber cuidado de sus niños.

Ese amor incondicional que te dan para toda la vida y lo llevas por siempre en el corazón, porque no son ellos los que han elegido nacer en el tercer mundo, sino que les ha tocado, pero no se lamentan, ni se quejan, ni nos envidian, sino que siguen adelante día a día para mejorar con las herramientas que se les dan. Y el voluntario o cooperante que tiene la oportunidad de ir allí, tiene la suerte de poder aprenderlo, aprender su capacidad de superación, amor, empatía y compañerismo y de compartir lo poco que tienen.

Son tantos los pequeños y grandes milagros que día a día han sucedido en el Hospital, cada uno de ellos con nombre y apellido, que no dejaría nunca de escribir… y todo ha sucedido gracias a un sueño que has tenido con la fuerza de Pablo y junto a la familia Selas y todos los que hemos tenido la suerte de poder participar desde España o en Kenia.

Lo has hecho Ana y ese amor no solo se queda en Lamu, Meki y Turkana y los hospitales donde hacéis voluntariado, sino en cada rayo de luz a los que llegas con esta energía. Y esta energía llega a todos los hospitales de España donde los voluntarios que han pasado por el Hospital, devuelven ese amor que han recibido allí.

Además de todas las historias que tengo grabadas en mi memoria y que me han enseñado y ayudado a ser mejor persona, hay dos imágenes que siempre se me repiten una y otra vez, una es todas las veces que iba al hospital cuando ya estaba cerrado para los outpatients y me encontraba a los trabajadores, (pero no solo a los sanitarios, que ya sé que tenéis un corazón enorme,) sino a otros trabajadores del Hospital y de La Casa o incluso niños de Anidan, contando historias a los pacientes, cuidándolos como si fueran sus propios hijos o hermanos, dándoles ese amor que por diferentes circunstancias su familia no podía hacerlo en ese momento, la COMPASIÓN que les salía de un modo innato era algo que me llenaba el alma.

Y otro momento era cuando entrabas en la sala de ingresos y veías a las madres con sus niños y solo con un vistazo, podías saber perfectamente que madre llevaba poco tiempo en el hospital con su hijo y era porque las que ya estaban allí desde hacia más de un día, en su mirada había esperanza, algo que hasta entonces no habían encontrado en ningún otro lugar. Por fin el Hospital Pablo Horstmann de Anidan con todos sus trabajadores y todo su amor les había dado la ESPERANZA de que sus hijos se podrían curar.

 

hospital pediatrico pablo horstmann

 

Y el Hospital siguió creciendo y expandiéndose y por fin, no solo la población, sino que también el gobierno valoró todo el trabajo que se estaba haciendo y se firmó el MOA -el acuerdo de colaboración con el gobierno-.

Y creasteis la Unidad de Neonatología en el Lamu County Hospital, y la sala de ingresos de pediatría que siempre había estado vacía comenzó a tener camas y los pediatras comenzaron a formar a un equipo en el County Hospital.

Sé que el sueño que tuviste cuando creíste en Anidan y decidiste hacer allí el Hospital no termina aquí… Hay tantísimo por hacer y tanto por soñar, la población en Lamu se ha triplicado y los niños que necesitan tu ayuda han aumentado, así que como me dijiste tú en una ocasión: “Vale la pena luchar y dejarse la vida y si nosotros ponemos amor, Dios esta con nosotros".

Muchísimas gracias por todo Ana, espero poder seguir a tu lado en esta nueva fase de la vida",

María Parga Raventós.

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