2019/09 - ALBA MOLINA, ENFERMERA VOLUNTARIA EN LAMU, KENIA
Alba Molina
23 años. Enfermera residente en Pediatría.
Voluntaria en Lamu entre los meses de agosto y septiembre 2019.
Desde que decidí estudiar Enfermería, mi sueño era poder ejercer en lugares donde la población no tuviera acceso o medios para recibir asistencia sanitaria. Por eso, pocos meses después de acabar la carrera salí por primera vez como enfermera voluntaria. Aprendí de aquella primera experiencia muchas cosas, pero la más importante es que si quería poder aportar al equipo tenía que seguir formándome, por lo que me preparé el examen oposición y comencé mi residencia en Enfermería Pediátrica. Dentro de ella, conocí la Fundación Pablo Horstmann y solicité la posibilidad de salir como cooperante a su hospital de Lamu, Kenya.
Estos dos meses en Lamu han superado todas mis expectativas e ideas. He aprendido mucho, sobre enfermedades tropicales, sobre malnutrición, VIH y TBC y sobre curas en parasitología endémica. No menos importante, he comenzado a aprender, dentro de mi reducido tiempo allí, sobre la cultura local, el "kiswahili", la gastronomía local según nivel socioeconómico, condiciones de higiene y salud, crianza, natalidad, estructuras familiares etc., sin las cuales es imposible conocer la complejidad e idiosincrasia de la sociedad donde ejerces tu profesión y pretendes influir sobre su salud.
Personalmente, ha sido muy importante conocer las dimensiones y complejidad de la tarea de la enfermera española en la ONG, puesto que solo conocía a pediatras que habían estado ahí antes que yo, y tenía mucha curiosidad por conocer ese papel, al que pretendo dedicarme al terminar mi especialización. Me ha encantado, personal y profesionalmente, y sobre todo lo he encontrado lleno de sentido, dinamismo y polivalencia, más allá de lo asistencial. La docencia mutua ha sido muy enriquecedora en todos los ámbitos, y formar parte de la continuación del establecimiento de la unidad de diabetes ha sido cumplir uno de mis sueños, ya que la diabetología pediátrica es uno de los ámbitos de la pediatría que me apasionan y quería conocer como se desarrollarían estos cuidados en un entorno tan diferente.
Sobre el equipo, solo tengo buenas palabras. Me hicieron sentir parte de ellos desde el primer momento, y eso desde luego no ocurre en todos los lugares. Aprendí algo de todos ellos, y todos tenían buena predisposición a compartir opiniones e ideas sobre como proceder en cada situación y caso. Me sorprendió positivamente contar con tanta variedad de profesionales, como la presencia de una nutricionista, la cual no tengo duda tendrá un papel más y más importante cada día, ahora que también se propuso implicarla en la unidad de diabetes. Me da pena tenerme que haber ido cuando tenía tantas ganas e ideas que continuar. Pero me gusta saber que es un equipo continuado, en el que sientes que se mantienen y mejoran los proyectos comenzados y las ideas propuestas, aprendiendo de todo el que pasa por ahí y siempre construyendo. Por último sobre el equipo, no puedo más que abogar por la figura de una enfermera pediátrica o con amplia experiencia en pediatría de manera continuada, puesto que, como otros, en un campo muy específico en el que para poder ofrecer una formación continuada de calidad se debe haber estudiado mucha pediatría, además de enfermería.
Sin duda lo más duro de la experiencia para mí, e imagino que para todo el mundo, ha sido vivir cómo niños llegaban a situaciones tan graves, incluso a morir por problemas que podrían haber sido atajados con un atención temprana, como las diarreas, a menudo por la problemática del desplazamiento hasta el hospital, pero en ocasiones solo por falta de concienciación e información sobre los signos de alarma que deben llevar a decidir traer a un niño a un centro sanitario. Ese desde luego, es un campo fascinante en el que seguir trabajando y extendiendo el conocimiento para evitar cada día más casos así. Una razón más para aprender el suajili y estar más cerca de las madres y sus preocupaciones.
Solo puedo dar las gracias por esta oportunidad en la que tanto he aprendido y he sido tan feliz, y desear poder regresar, esta vez por un periodo más largo, al acabar mi formación. Y como dicen en Swahili: Asante sana na tutaonana baadae!!!