VISITA A LA ESCUELITA DE KAERIS
Al llegar ahí estaba la imagen de Pablito dándonos la bienvenida, acompañada por un grupo de mas de cien niños de entre 1 y 5 años que se acercaban cantando y gritando. Las madres al principio estaban muy tímidas, nos iban mirando y sonriendo. Los niños se pusieron a cantar kari buri a la doctora Ana, bienvenida doctora Ana (canción de maripuri para los españoles). La alegría de los niños, sus voces coordinadas por ese don natural de los turkanas, el ritmo que llevan en la sangre, nos emocionan. Les contamos quienes somos, y a continuación entran todas las madres cantando y bailando. Nosotros no cantamos pero si bailamos, saltamos y damos palmas con ellos.
La escuela es muy básica y sencilla, pero en su contexto es la mejor edificación con diferencia en muchos muchos kilómetros a la redonda. Aquí todo se aprovecha, los bricks de leche están colgados de una cuerda a modo de ábaco para enseñar a los niños a contar, las paredes están llenas de dibujos e imágenes a lo africano, claro. El abecedario pintado por las paredes de toda la escuela. A un lado, un pequeño esquema explica lo que es una familia, algo desconocido para ellos, que se agrupan en tribus. La cocina, a lo turkana en una mañata destinada para ello; el comedor a modo de corralito. Pero aquí, todo funciona, esta ordenado, ¡basta con ver armario con material escolar!, y los niños aprenden, están estimulados y vigilados a pesar de ser mas de cien en el aula.
En la escuela reciben la comida diaria y unos suplementos vitamínicos con los que evitan la ceguera, tan característica de la zona por la dieta tan pobre en vitamina A. Esta escuela está abriendo la oportunidad de poder acceder a la escuela primaria a todos estos niños.
La hermana Olinda se encarga de apoyar al profesorado y de su formación. La Fundación provee de materiales didácticos, uniformes y comida para los niños. La labor de las misioneras alcanza a once escuelas y con unos 1900 niños.
Un momento estelar del día fue el reparto de chupa-chups. Esta vez si lo hicimos bien, todos los niños sentados y ninguno se quedo sin. ¡¡Ocho personas adultas nos dedicamos a ello para conseguirlo!!
Hemos descrito la escuela, los niños, la alegría y agradecimiento de las madres, pero es difícil transmitir nuestras emociones y sentimientos. Tuvimos todos "mixed feelings". Por un lado nos divertimos jugando con los niños, disfrutamos con sus canciones y con sus sonrisas, nos reímos, pero también lloramos; nos emocionamos, nos sentimos afortunados de nuestras vidas y a la vez nos sentimos dolidos por tanta necesidad y abrumados por tanto agradecimiento. Es tan fácil acercarse a ellos, con muy poco se hace mucho, mucho.
